Alhambra de Granada y Generalife

Hablar de la Alhambra y Granada es como hacerlo del cielo y la tierra, uno no podría existir sin el otro. Auténtica joya del país y Patrimonio Mundial, la Alhambra constituye esa puerta al pasado hacia una época mágica que vive en el presente. Palacio, fortaleza, monumento… Es una gran suma de las partes que nos presenta una amalgama histórico-cultural absolutamente inigualable.

Aunque inciertos, los orígenes del nombre «Alhambra» se han llegado a acotar hasta reducirlos a tres posibles:

Podría referirse a sus rojizos materiales de construcción, que hacen que sus muros adquieran dicho color bajo la luz del Sol.

También podría ser porque la fortaleza se construyó en su origen en la noche, bajo la luz de las antorchas. Incluso algunas crónicas, hablan de un juego de palabras con el nombre de su constructor, «Alhamar», que la situaría como su esposa, «La Roja».

En cualquier caso independiente del origen de su denominación, la Alhambra se mantiene como símbolo de la época gloriosa hispano árabe que ha dotado de una identidad única a Granada durante el caer de los siglos hasta nuestros días.

Se hace imposible hablar del conjunto de este monumento sin destacar las distintas partes que componen su magnitud. La Alhambra es Alcazaba, Alcázar y Medina o, lo que es lo mismo, fortín, palacio y una pequeña ciudad.

De fecha de nacimiento incierta – existen evidencias que datan su origen en el siglo IX – no es hasta el siglo XIII que se empieza a hablar de ella como residencia de los sultanes. En continuo desarrollo, la Alhambra pasa a pertenecer a la Corte Cristiana tras la Rendición de Granada por parte de los Reyes Católicos, en el siglo XV. Éstos, añaden a su conjunto cuarteles militares, refugios para ciudadanos de alto postín, una iglesia y un monasterio franciscano.

Sin embargo, si algo termina de moldear el conjunto final, es el palacio que Carlos V hace construir posteriormente en su interior. El monarca, tras contraer nupcias en Sevilla, ordena su levantamiento tomando como base la arquitectura romana en contraposición al arte mudéjar que le rodea. Es entonces cuando la Alhambra adquiere prácticamente su imagen definitiva.

Ya en el siglo XVIII y parte del XIX, el monumento vivirá una época oscura donde es prácticamente abandonado. Es destino de gentes de baja clase social y de asentamientos militares. Incluso sirve de fortaleza de las tropas napoleónicas que terminarán volando varias torres, algunas de ellas en su completa totalidad.

Por fortuna, en 1870 se declara Monumento Nacional, categoría que ya no abandonará hasta el presente. Se reconstruyen sus partes más dañadas y se inicia una especial protección del conjunto arquitectónico. Gracias a ello, hoy podemos contemplar cada uno de los espacios que la componen, siendo por derecho propio acreedores de nuestra más profunda admiración en su conjunto global.

El palacio central posee una atípica forma donde se prioriza su extensión horizontal sobre la vertical. Tal parece que estuviese dividido en varias partes, y es que efectivamente así es. Cada estancia posee una identidad propia. Las primeras son el Mexuar y el Palacio de Comares. Encontramos en su interior un gran número de habitaciones, una elevada torre y un increíble pórtico que da acceso al Salón del Trono, la mayor dependencia de la Alhambra. Siete imponentes arcos nos reciben descansando sobre columnas decoradas con pasajes grabados del Corán en sus capiteles. También, en su patio, encontraremos los accesos a los Baños Reales, con termas de clara inspiración romana en cuanto a su disposición. Esta dependencia tenía la función de focalizar las labores representativas de los gobernantes, así como de servir para el descanso privado del propio soberano.

A continuación, el Palacio de los Leones, también conocido como «harén», constituye sin duda una de las joyas de la Alhambra. Construido por Mohamed V, contiene las estancias privadas de la familia real. Es el punto en el que las formas en la construcción pierden su geometría más rígida y el arte árabe alcanza las cotas más altas de fantasía y sensibilidad. Todo un espectáculo de luz y aguas cristalinas, influido sin duda alguna por la amistad del propio sultán con Pedro I «El Cruel», de origen y creencias cristianas.

Unificándolo todo en armonía, dos increíbles patios, puntos clave para dar sentido al propio palacio. Por un lado, encontramos el Palacio de los Arrayanes – con suelo de mármol blanco – debe su denominación a los setos que le flanquean, de flor también blanca. En el centro, un majestuoso estanque central compone un marco pictórico único para el gran número de habitaciones que acompañan su recorrido, en el conocido como Patio de Comares.

Por otro lado, el majestuoso Patio de los Leones, donde se aprecian las famosas doce esculturas de estos felinos dispuestas en círculo en el patio de disposición rectangular, que actualmente dan nombre al conjunto del Palacio de los Leones, llamado Palacio del Riyād al-Sa’īd «Palacio del Jardín Feliz» en sus inicios. Cada león es una fuente surtidor con una gran taza dodecagonal que descansa encima de ellos. La taza presenta la talla de un poema de Ibn Zamrak en sus bordes. Los suelos del patio son de mármol en la que, sin duda alguna, es una de las imágenes para recordar de la Alhambra.

Al margen de los Palacios Nazaríes, en el recinto principal, la Alcazaba era el antiguo acceso a la Alhambra. Nos presenta un imponente aspecto militar donde destacan la Puerta del Vino – siglo XV – la Torre de las Armas, la Torre de la Vela, la Torre del Homenaje, la Torre del Cubo, la Torre Quebrada y la Torre de la Pólvora, abierta al público en ocasiones especiales durante el Espacio del Mes. Desde los puntos más elevados de la Alcazaba se admira el conjunto de torres de la Alhambra Alta como las de Mihrab, la de los Picos, la del Candil, la de la Cautiva – con una rica decoración –, la Torre de las Infantas y la Torre del Agua.

En la parte más oriental, se encuentra el Palacio del Generalife. Aunque mucho más modesto que el central, nos ofrece unos hermosos jardines y un espectáculo de agua entre su acequia y sus surtidores que hará que merezca la pena que atravesemos su incomparable paseo rodeado de cipreses para llegar hasta él.

Y todo lo anterior, tan sólo es una pincelada de los secretos que guarda el auténtico orgullo de Granada. Una histórica joya que tantos reyes poseyeron… Y que ahora está a nuestro alcance: La Alhambra.

Localización y cómo llegar

El conjunto monumental de la Alhambra y el Generalife está distribuido en un espacio extenso. Hay distintas formas de llegar al recinto de la Alhambra, que se encuentra en la colina de la Sabika, dependiendo de a qué zona se quiera acceder. En transporte público el autobús urbano C30 (Plaza de Isabel la Católica – Alhambra y Generalife) deja en el Pabellón de Acceso al monumento, donde están las taquillas.

A pie desde Puerta Real, atravesando el magnífico Bosque de la Alhambra después de subir la Cuesta de Gomérez, el recorrido lleva alrededor de unos 30 minutos, con un desnivel de unos 10o metros, hasta la taquilla de la Alhambra y el Generalife. Sin olvidar la subida desde el final del Paseo de los Tristes, por la Cuesta de Los Chinos es sin duda un recorrido fantástico que lleva casi hasta el Pabellón de Entrada.

También se puede llegar hasta la calle Real de la Alhambra, dentro del recinto amurallado para visitar la zona del Palacio de Carlos V, con sus correspondientes museos y exposiciones temporales, la iglesia de Santa María de la Alhambra y el Parador de San Francisco a través de la Puerta de la Justicia o la Puerta de los Carros.

En vehículo privado, la manera más cómoda es por la A-395, y tomar la salida 5-A dirección Alhambra, recorrer la Avenida de Santa María de la Alhambra y estacionar en uno de los Parkings habilitados para los visitantes.

Horarios

El horario de Visita Diurna de la Visita General, tanto para las entradas de Visita General como la Visita de Jardines y Palacio del Generalife, es:

Desde el 1 de abril al 14 de octubre todos los días de la semana de 8:30 a 20:00 horas.
Desde el 15 de octubre al 31 de marzo todos los días de la semana de 8:30 a 18:00 horas,.

El horario de Visita Nocturna de la Visita General, tanto para las entradas de Visita General como la Visita de Jardines y Palacio del Generalife, es:

Desde el 1 de abril al 14 de octubre, de martes a sábado de 22:00 a 23:30 horas (con horario de taquilla desde las 21:00 hasta las 22:45 horas).

Desde el 15 de octubre al 31 de marzo los viernes y sábados de 20:00 a 21:30 horas (con horario de taquilla desde las 19:00 hasta las 20:45 horas).

La Visita Nocturna a los Jardines y el Palacio del Generalife es desde el 1 de abril al 31 de mayo y desde el 1 de septiembre al 14 de octubre de martes a sábados de 22:00 a 23:30 horas (con horario de taquilla desde las 21:00 hasta las 22:45 horas)

Y desde el 15 de octubre al 14 de noviembre los los viernes y sábados de 20:00 a 21:30 horas (con horario de taquilla desde las 19:00 hasta las 20:45 horas).

La Visita Nocturna a Jardines y Palacio del Generalife no se realiza desde el 15 de noviembre al 31 de marzo.

Entradas

Desde el día 1 de octubre de 2017 está en funcionamiento la nueva plataforma de reserva y venta de entradas del conjunto monumental de la Alhambra y el Generalife. Puede adquirirlas aquí.

https://tickets.alhambra-patronato.es/